29/6/09

Pre-22, o la vida en múltiplos de 7

Mañana cumplo 22 años. Con eso doy por terminado otra etapa de mi vida, las cuales van por periodos de 7 años y que terminan con algún evento en particular. La primera, que duró hasta los 7 años, terminó conmigo en una cama de hospital después de una operación a causa de un quiste en el hueso de mi pierna derecha, y tres grandes cicatrices que surgieron a partir de esa cirugía (para rellenar la parte del hueso que había roído el quiste, tuvieron que tomar parte del hueso de mi cadera... tres cicatrices diferentes).
La segunda etapa de mi vida terminó a los 14, en la secundaria. Casi llegando a mi casa, me distraje y pisé mal al bajar un escalón. Mi hermano iba pasando y me vio cojeando y con la mochila arrastrando y me ayudó a llegar a casa. El diagnóstico: una fisura en el tobillo derecho y un par de semanas en muletas para que sanara bien. Actualmente mi tobillo a veces me recuerda que no lo cuidé, pero no me importa mientras pueda seguir utilizándolo.
Y luego vino ésta que va terminando. Fue bastante larga, no en el sentido del tiempo (que es exactamente el mismo que las otras dos), sino en el sentido de que pasaron demasiadas cosas en estos últimos 7 años. Conocí a personas increíbles que marcaron mi vida para siempre, hice locuras, me rebelé, volví al camino correcto, me enamoré, lloré, reí, amé, viví intensamente y sentí lo mejor y lo peor de la vida en dos ciudades diferentes. Y esta etapa termina conmigo cayéndome por culpa de una rampa y unos tacones, que me deja de recuerdo un raspón en la rodilla y un dolor en el dedo gordo del pie derecho. Comparada con las otras dos, esta fue una niñería... literalmente.
Vamos, que los próximos 7 años van a ser mil veces mejores.

12/6/09

¡Changüich!

Recordar es volver a vivir.
Cuando tenía diez años, en las vacaciones de cambio de año de la primaria, nos mudamos de casa. Para eso, empezamos de cero. No teníamos sala, ni tele, ni desayunador, y sólo estaba un refri chiquito y las camas de cada quien. En mi cuarto tenía la cama y un tocador de mi mamá que por suerte se me quedó a mi, y los baules llenos de ropa de invierno que servían de bancas o mesas. Y el clóset, por supuesto... aunque sin puertas.
La cosa cambió cuando nos prestaron una tele hasta que compráramos la nuestra. Empezamos con antena, aunque no fue un cambio porque nunca habíamos tenido cable. Una tele era una tele y era todo lo que necesitábamos. Pero mi tía, que vive al lado de nosotros, nos ofreció... pasarnos el cable. Y por primera vez en la vida tuvimos más de cinco canales y un mundo nuevo por conocer.
Viéndolo en retrospectiva, creo que los canales eran mejores en esos momentos. Claro, comenzamos con Nickelodeon y Cartoon Network, aunque éste estaba en inglés y no era como nuestro favorito. Nickelodeon por otra parte si lo era, en particular los nicktoons (léase Rugrats, Ay Monstruos, Los castores cascarrabias, Hey Arnold, y cualquiera que haga falta) y las series (Clarissa y Sabrina, sobre todo).
El problema fue que después todo cambió, fueron retirando series y cambiaron a Cartoon Network en español, lo que le quito mil de calidad al canal. Y quitaron los nicktoons, y entraron series tontas y novelas y cosas que no valían la pena.
Una excepción fue una serie fugaz que apareció en Nick y que tanto mi hermano como yo amamos. Era tosca y rara, pero nos hacía reir como ninguna. Y esa fue Invasor Zim, y sus mil y una frases celebres, entre las que destacan "¡changüich!" o "¡¡mientes!!". Desafortunadamente la cancelaron muy temprano y no pudimos seguir con GIR.
Hace poco la redescubrí en youtube, y pasé horas repitiéndo los videos de GIR. Y bueno... es mejor de lo que recordaba. Lastimosamente no puedo poner aquí el video largo de momentos de GIR, pero pondré los dos que son mis favoritos.


¡Adivina quién hizo waffles!


¡Tenía un changüich en la cabeza! Mi favorito personal... junto con el de ¡Hola suelo hazme un changüich!