11/4/10

Cicatrices

Don't allow your wounds turn you into a person you're not
Tenía 7 años cuando me detectaron un quiste óseo en la pierna derecha. Con 7 años, yo no entendí lo que pasaba... sólo sabía que no tenía permitido caminar son muletas, y que tendrían que operarme para solucionar ese problema.
La operación fue lo más traumatizante que he tenido que pasar en toda mi vida. Ser separada de mis padres, ser conectada a una serie de tubos que me suministraban el suero y la sangre que perdí durante la cirugía, vomitar la comida que me daban en el hospital, no poder ir siquiera al baño, ni caminar, ni dar la vuelta en la cama para dormir sobre mi costado como siempre lo he hecho... ver a mamá llorar antes de que me llevaran a quirófano. Es algo que nunca en mi vida quiero volver a experimentar.
De eso han pasado casi 16 años. Lo único que quedan son 3 cicatrices en forma de oruga que recorren tanto mi pierna derecha como ambos lados de mi cadera, así como un sano respeto/temor por los hospitales.
No puedo decir que no me trataron bien. El médico que me operó me regaló su corbata, porque me gustó que tuviera conejitos en ella, y porque yo era la personita más deprimida en toda su lista de pacientes. La gente en la sala de operaciones inflaron un guante y le dibujaron una carita para que no me preocupara antes de ponerme a dormir para la operación. Y me dejaron tener a mis dos muñecas preferidas en mi cama durante el tiempo que estuve en el hospital que, si bien recuerdo como si hubieran sido semanas, fueron aparentemente solo un par de días.
De cualquier forma, creo que esas heridas, esas cicatrices forman parte de lo que soy, no sólo porque están grabadas en mi piel, sino porque están grabadas en mi memoria y en la de mi familia. Los momentos traumáticos por los que pasamos nos definen, así sea una operación, un problema, una muerte, o algo más interior. Dejan cicatrices, pero, como dice Coelho, no podemos dejar que esas cicatrices nos transformen en algo que no somos. Mis cicatrices son físicas, pero emocionales también. Y son esas cicatrices emocionales las que nos persiguen a lo largo de nuestra vida, limitando nuestras acciones, nuestros deseos y nuestra personalidad.
En mi inocencia de ese momento, pensé que jamás volvería a reir. Así se los dije a mis papás. Y, sin embargo, estando en casa es lo único que podía hacer: reirme de todo, de mi misma, de los demás. Creo que, al final, es lo mejor que podemos hacer: enfrentar al mundo con una sonrisa, para que vea que no nos ha derrotado.



PS: Yo sé que salió muy depresivo-superación personal... pero caundo pienso en ese periodo de mi vida lo veo todo en blanco y negro.

1 comentario:

  1. a mí gracias a dios nunca me han operado de nada, pero sí me imagino q debe ser muy traumático

    ResponderBorrar