Tenía una entrada escrita casi en su totalidad en cuestión a todas las actualizaciones que tengo, pero se me ocurrió que, ya estando aquí, podría hablar de eso que me encanta y odio al mismo tiempo. Digamos que tengo un amigo. Digamos que ha sido mi amigo durante unos 6-7 años, con altas y bajas, con novias y novios (él novias, yo novios... no vaya a ser), en México, Estados Unidos, Texas, Veracruz, Monterrey, Ciudad de México, y que hemos pasado ambos, por separado, por demasiadas cosas que sería inútil y aburrido enumerar.
Digamos que, hace un tiempo, a mi amigo se le ocurrió que podíamos ser más que eso, pero como yo estaba en una relación, nunca lo propuso. Digamos que, hace poco, se me ocurrió a mi que podíamos ser algo más, pero él no lo tiene contemplado ni en un futuro cercano, ni en uno lejano.
Digamos, pues, que hay sentimientos de uno y otro lado, pero que los dos nos negamos a hacerlos evidentes, o sea, a cruzar esa línea autoimpuesta. O bueno, digamos que él se niega a cruzar una línea que yo hubiera cruzado hace tiempo.
En resumen: siempre hemos convivido, y cuando alguno de los dos quiso cruzar la línea, el otro o no quería, o no estaba disponible, por lo que la barrera sige ahí, como frontera invisible y prohibida.
Me siento atorada en un libro de Jane Austen, sin que me llegue un Mr. Darcy todavía.
es curioso a veces, la cantidad de cosas que podrian evitarse si uno hablara con la verdad siempre
ResponderBorrarpero no estamos acostumbrados, y mucho menos con cosas del corazon.. preferimos guardar silencio y dejar entre lineas todo lo que queremos decir
por esoa veces cuando nos dicen que "No", todavía nos detenemos un momento y percibimos que ese "No" tiene un poquito de "Sí pero..."