
Llega un momento en la vida de toda persona, donde es necesario crecer. Y no hablo de crecer como "mira, soy un centímetro más alto" o "diablos, mis jeans me quedan cortos", sino de crecer como persona, como ser humano, como hombre-mujer-ambos. Y como todo cambio, y como todo proceso de transición, duele. O molesta, o hasta pica... anyway, the truth is que cuando tal proceso termina, ya nada es igual.
¿A qué viene todo eso? Bueno, que cuando creemos que lo peor ha pasado, y que has llegado a lo que serás durante varios años de tu vida, y tu personalidad parece definida y tus jeans duran más de un año, viene algo/alguien, y te vuela los sesos de una forma descomunal e imprevista, y todo lo que sabías pasa a formar parte de todo lo que creías que era así pero que siempre no.
Bueno, la verdad es que no tengo idea por qué empecé a escribir esto. Tal vez sea porque de repente me acuerdo de que hace no más de 10 años yo seguía en mi casa viendo caricaturas y pensando en la inmortalidad del cangrejo (el cual, después de verlo andar por la playa, descubrí que no sólo no es inmortal, sino que también sabe delicioso...) y ahorita la tele es esa cajita cuadrada en mi cuarto que hace ruidos y me hace compañía mientras intento terminar las toneladas de trabajos/tareas/other things que la escuela me ha heredado.
O que durante mucho tiempo estuve atorada en una relación que fracasó cuando tenía 17, que no pude superar, y que siempre quise volver a intentar y saber en qué me había equivocado. Y que de repente, después de 4 años, embobada con alguien más, cometiendo errores que ya no parecen ni se sienten como errores, me di cuenta de las cosas en las que realmente la eché a perder. Los que realmente fueron errores cuando estaba en esa relación, como los celos, o la necesidad de tener el control siempre. Actualmente, me gusta tener el control todavía en mis trabajos, en la escuela, en las clases... pero perder el control y no saber lo que pasa en una relación también es disfrutable, si uno confía en la otra persona. Y para confiar en alguien hay que saber escoger, y tener estándares, aunque eso ya es cosa de otro post...
A lo que voy es que uno no espera crecer pasada la adolescencia, cuando creemos que ya tenemos definidos nuestro carácter. Y de repente nos encontramos con esa sensación extraña de que algo duele cuando no debía o que cuando esperabas llorar durante todo un fin de semana o más, razonaste más de lo debido y te pusiste en los zapatos del otro y aunque te dolió, escogiste que no te afectara hasta la médula y aprender.
Crecer duele, pero, a la larga, no hacerlo te deja liciado de por vida.
ME ENCANTO
ResponderBorrarMUY CIERTO SIMPLEMENTE CRECEMOS SIN DARNOS CUENTA Y EN ALGUN MOMENTO NOTAMOS KE UPSSS PASAMOS LA BARRERA DE LA NIÑES Y EN ALGUN MOMENTO KISIERAMOS REGRESARA VER LA TV JAJAJA EN FIN UN GRAN BESO Y RECUERDA TODVIA NO PODEMOS ENCERRA PERO LA VERDAD NO DEJEMOS KE VEN LA RISTEZA SOLO LA MUJER DE ENSUEÑO A HUEVOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO