2/2/10

De perros y gatos... y antirrábicos (Part 2)

Ok, la verdad es que no fue tan pesado como yo creía...
...pero fue más de lo que podía aguantar.

Visitamos dos antirrábicos: uno de Guadalupe y otro de San Nicolás. Ambos son lugares en los que recogen animales callejeros o abandonados, les dan asilo de 2 a 4 días, y después proceden a sacrificar a los animales que no tienen: 1) raza, porque un animal mestizo nadie lo quiere; 2) dueño, porque un animal sin dueño es un peligro para la sociedad; 3) salud, misma razón que la anterior. Los animales de raza, que han sido abandonados porque los dueños no pueden cuidarlos más, o porque crecieron tanto que a la nena ya no le gustó, son puestos aparte en jaulas separadas para después ser adoptados por otra familia que tenga el corazón y el coraje suficiente para darles un hogar. Los que no, después de un par de días, irán a parar a un foso común con restos de miles de perros más, o a un crematorio para después... no sé, volverse el polvo que pisamos diario o algo así.

Entrar y ver a esos animales es sentir como te tocan el corazón, te lo estrujan, y te lo vuelven a acomodar. En el antirrábico de Guadalupe hay uno hermoso, gigante, blanco, como un oso polar, que será sacrificado al finalizar la semana porque es imposible mantenerlo en las jaulas más de 5 días. Un perro precioso, dócil y tranquilo que acabará formando parte de las estadísticas que dicen que en el área metropolitana de Monterrey se sacrifican en promedio 7 mil perros al mes.
El olor sí es insoportable, pero lo es más el saber cuál es el destino de todos esos perros sin hogar. Que si es mejor eso que tenerlo vagando en la calle esperando que lo atropellen... es verdad. Pero saber que hay alguien que podría darle un hogar, un patio, alimento, cariño, lo que sea, rompe corazones.

...
Sacrificaron uno enfrente de mi. No pude verlo. Sí, era un mestizo que anduvo en la calle, que nadie quiso, que moría de hambre, lo que sea, pero me es imposible ver como duermen a un perro. Se quedó ahí, tranquilo, quieto mientras lo rasuraban para aplicarle la inyección. Ni un sólo ruido, ni aullido, ni ladrido, sólo se fue durmiendo a causa de la anestesia que al final detendría su corazón.
La verdad es que no lo ví, solo tengo imágenes destazadas de este perrito que, al final, fue embolsado para llevarlo a su entierro.

Si era posible estresarse sólo con eso, ahora verlo antes de ser sacrificado, las miradas de esos perros abandonados que no tienen ni idea de lo que pasa, es mortal. Y luego ver una camioneta llena de ellos, de bolsas negras unas sobre otras, de saber que lo hacen en serie ya sin sentir el dolor que yo, personalmente, siento, es demasiado.

1 comentario:

  1. la ironía de la vida, no?

    ayudar a morir para evitar el sufrimiento innecesario de quienes en primer lugar ya llevan las de perder

    ahorita los perros, el día de mañana los indigentes y demás personas "indeseables" para la maquinaria capitalista

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